Seguiremos teniendo un sistema mixto de pensiones que se basa en tres pilares:
- Un pilar solidario, financiado con los impuestos de todos los chilenos y ahora también con el préstamo que tú harás al Estado.
- Un pilar contributivo, sustentado en el ahorro personal que tú (y desde ahora, tu empleador) aportan mes a mes a tu cuenta individual
- Y un pilar voluntario, que te permite ahorrar extra para reforzar tu pensión futura.
Tu cuenta individual administrada por la AFP se mantiene intacta. Cada mes se deposita ahí el 10% de tu sueldo imponible, y ese dinero es 100% tuyo. Se invierte para generar rentabilidad, y lo que logres acumular –más las ganancias obtenidas a lo largo del tiempo– forman tu fondo de pensión personal.
¿Qué cosas nuevas trae la reforma en este aspecto?
Aunque la capitalización individual no solo se mantiene, sino que sale fortalecida con la reforma, también se incorporan importantes novedades que refuerzan la solidaridad del sistema. Aquí te contamos los principales cambios:
- Más ahorro para tu cuenta individual: La capitalización individual se consolida como pilar central del sistema. Actualmente cotizas el 10% de tu sueldo imponible, pero con la reforma, ese porcentaje aumentará gradualmente hasta llegar al 14,5%. Este incremento no será descontado de tu remuneración, ya que será asumido por tu empleador.
- PGU más alta: La Pensión Garantizada Universal (PGU) se amplía en monto. Este beneficio, financiado por impuestos generales, busca evitar la pobreza en la vejez, entregando un piso de protección a quienes cumplan ciertos requisitos de edad, residencia e ingresos.
Nuevo 7% a cargo del empleador: Además del 10% que ya cotizas, la cotización de tu empleador subirá a 8,5% de su ingreso imponible. Como mencionamos, el 4,5% irá a tu cuenta individual, y del restante 4%, 1,5% será un préstamo al Fondo de Protección Previsional y el resto financiará beneficios solidarios como el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS) y la compensación por expectativas de vida para mujeres.
- Seguro Social Previsional (SSP): Se introduce un nuevo Seguro Social con enfoque intergeneracional. En términos simples, los trabajadores activos financian prestaciones para quienes ya están jubilados.
- Bonos y compensaciones: La Reforma incluye medidas como el reconocimiento por años cotizados (beneficio extra por mayor densidad de cotizaciones) y una compensación especial a mujeres, para reducir las brechas generadas por su mayor expectativa de vida.
¿Y qué pasó con el sistema de reparto?
Chile tuvo un sistema de reparto hasta 1980, donde las pensiones que recibían los jubilados se financiaban directamente con los aportes de los trabajadores activos. Ese modelo entró en crisis, primero, porque dejaba a muchos chilenos sin acceso a una pensión, y segundo, por cambios demográficos –producto del aumento en la expectativa de vida, la menor natalidad y por ende, la reducción en la proporción de trabajadores activos por pensionado– lo que llevó a su reemplazo por el actual sistema de capitalización individual.
La Reforma de Pensiones de 2025 no reemplaza el sistema de capitalización individual, pero sí introduce elementos de reparto en el pilar contributivo. Por ejemplo, del 8,5% extra que aportará el empleador, un 2,5% se destinará a financiar beneficios comunes como el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS) y la compensación por expectativa de vida para las mujeres (bono tabla). Estos recursos no van a cuentas individuales, sino que se utilizan para financiar el Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP) que paga directamente los beneficios para aquellos que ya se jubilaron.
En resumen, el nuevo sistema profundiza su carácter mixto y solidario, manteniendo la capitalización individual como base, pero sumando mecanismos de redistribución en el pilar contributivo.